Llamado así por el nº de árboles que en él estaban plantados en el pasado, creado en Mazarie de Barra con mosaido de piedras en diferentes colores. Sus 500 m2 son ideales para disfrutar de un aperitivo o para cenar en las largas noches de verano.
El rumor de sus fuentes, el olor del jazmín y la dama de noche, la luz del sol que se refleja en el vino que escancia el venenciador, la música, la fachada teñida de añil que se viste con los mil colores de las gitanillas y geranios, casi una seña de identidad del pueblo andaluz.
En el que se respira un espíritu romántico y recogido, un recoleto patio interior lleno de encanto realizado con los mismos materiales que el patio central.
Se destina también para aperitivos o para ubicar una carpa cubierta con capacidad de 120 comensales.
El patio del maestro se ubica en la parte alta del cortijo. Dividido en dos, sus 400 m2 rodean la plaza de toros.
Patio que se ubica detrás de la plaza de toros, donde se encuentran las cuadras del cortijo.
El contar con una coqueta plaza de toros en sus instalaciones, con capacidad para 500 personas enriquece aun más la oferta de ocio y espectáculo. La diversión está garantizada y junto al espectáculo ecuestre y taurino no podía falta la demostración del arte andaluz por excelencia: El Flamenco.
Con capacidad para 100 personas, está decorado con maderas nobles, evocando las verdaderas estancias de reposo, la hacienda se distribuye en torno a la gran chimenea central, recreando un ambiente acogedor en el que se puede disfrutar de lo mejor de la gastronomía y de la música.
Se ubica en las antiguas caballerizas y lo que era el patio del cortijo, completamente reformados y acondicionados para dar cabida con comodidad a 400 personas. Cada rincón, cada detalle, se han cuidado al máximo.
La decoración basada en motivos taurinos en el cristal, la madera y la forma; los servicios de mesa en los que se pueden elegir varias opciones; el número y la profesionalidad de los que asisten a los comensales y todo completado con lo mejor de la gastronomía.
